Raquel Liberman

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Raquel Liberman: una historia de novela


                          “No soy yo la que pensáis,
                           sino es que allá me habéis dado
                           otro ser en vuestras plumas
                           y otro aliento en vuestros labios,
                           y diversa de mí misma
                           entre vuestras plumas ando,
                           no como soy, sino como
                           quisisteis imaginarlo.”
                                       Sor Juana Inés de la Cruz


La realidad que suele superar a la ficción, quiso que se me apareciera la verdadera Raquel Liberman a través de su familia.
Lo que aconteció en paralelo a mi novela “La Polaca” es tan potente, como el secreto de sus descendientes, oculto por más de setenta años.
La Raquel Liberman que me contaron existió de verdad, mi protagonista, también.
El cúmulo de casualidades y mi búsqueda, me llevarían a ampliar los datos que se conocían de ella.
El tema de los tratantes de blancas judíos en Argentina (principios del siglo XX hasta 1930,  ha sido desarrollado por varios autores pero ninguno ha llegado a despejar ciertas  incógnitas, que en mi texto se revelan. Nunca será tarde para reivindicar el nombre de Raquel Liberman, la mujer que con su denuncia desarticuló a la organización Zwi Migdal y revalorizar la lucha organizada y efectiva que generó la colectividad judía contra los proxenetas.
En 1993, presenté al Concurso Literario del diario La Nación la miniserie para televisión  “Te llamarás Raquel” por la que he recibido una Mención Especial. 

Después, me llevó casi diez años entrelazar aquella historia de ficción con los datos biográficos de la verdadera Raquel Liberman, ocultos hasta ese momento.

Mi novela La Polaca es el resultado del encuentro amoroso entre: Rojl, la imaginada y Raquel, la real; aunque presiento que aún hay mucho más por develar.

La gesta  de la mítica heroína no debe ser olvidada porque no hay más muerto que aquél que no se evoca.
               Donde realidad y ficción se tocan
Corría el año 1993 y yo terminaba de escribir el guión de una miniserie para televisión  inspirado en parte en los escuetos datos que aportó Alsogaray en su libro: “Raquel Liberman  procedente de Polonia, su país natal llegó en setiembre de 1924, acompañada de Broni Koyman (sic), ignorando los días aciagos que el destino le deparaba. La compañera de viaje fingió bien su condición y la  Liberman no tardó en caer en sus redes, hasta convertirla en esclava de un explotador siniestro....”
 
Para una mujer también de nombre Raquel, ese año 1993 le depararía una sorprendente novedad. Ver en la pantalla de su televisor la foto de su abuela, fue una conmoción. El programa era “Siglo XX, cambalache” . Me entrevistaban sobre el juicio promovido por Raquel Liberman a la Zwi Migdal en la década del ’30.  Su nieta ignoraba todo acerca de su abuela. Ese fue su despertar. Quiso conocerme y entablamos una amistad. Nos unía la necesidad de reconstruir su historia familiar y hacer justicia.
Según la nieta de Raquel Liberman, su abuela había llegado a Argentina en el año 1922 con sus dos pequeños hijos, a reencontrarse con el marido, arribado un año atrás.
A los pocos días volvió a  llamar para comunicarme que su hermano Horacio, había encontrado cartas en idish en el fondo de un baúl que se mantuvo cerrado como las bocas de José y Moisés, hijos de la Liberman.
Descubrí entonces, un relato diferente al de los libros que se habían ocupado de la Liberman, mostrándola soltera y sin familia en el país.
Raquel Liberman, la auténtica, nació en Berdichev, Kiev, Rusia, el 10 de julio de 1900. Emigró de niña a Polonia, donde vivió con su familia.  En Varsovia, estudió y conoció a Iaacov Ferber. En diciembre de 1919, sellaron el vínculo bajo la jipe*.
Iaacov y Raquel tenían oficios que se complementaban y les permitía ganarse el sustento: sastre y costurera.
Al año de casados, nació el primogénito, Sruga David Ferber (Josué o José). Y el matrimonio decidió “hacer la América” como tantos otros.
En julio del ’21, Iaacov viajó a la Argentina y se instaló en Tapalqué, donde vivían su hermana Helke y el marido. Raquel, aunque un nuevo embarazo se insinuaba,  aceptó la separación con optimismo.
El anhelo de volver a estar juntos y la tristeza que les causaba estar separados. emana de las cartas que se enviaron  Raquel y Iaacov durante más de un año.
Las preguntas del marido, en un idish sin metáforas ni alusiones bíblicas, se refieren a lo cotidiano: el bris** de Moisés, el hijo nacido después de la partida, e  inscripto con el apellido materno, la salud de José (el mayor), la inquietud  por la convivencia con los parientes, su enfermedad pulmonar...
En un idish  más pulido, Raquel vehemente y romántica, cuenta planes y sentimientos.
Cuando tuve oportunidad de darlas a traducir, pensé que José y Moisés habían guardado las cartas de sus padres muertos como quien guarda el símbolo de una liturgia que no sabe practicar y que yo tenía el privilegio de ser el nexo.

 “A Iaacov
Mi querido esposo:...te cuento que el pequeño Sruga (José)  le dice papá a nuestro cuñado, porque oye a sus primos, llamándolo papá. ...Escribíme sobre el viaje, como fue.  Contáme como te sentiste a bordo.  Si te mareaste y todo eso...Mi querido, no tengo que decírtelo ni repetírtelo, porque sos un esposo fiel y yo soy una esposa fiel, pero apurá los papeles para que nos reunamos pronto...”

“Querida Ruchla
... No tengo un empleo fijo, pero hago todo lo que se me presenta. Cosí un traje negro para mi cuñado, y para mí uno bordó, para las fiestas. También me compré un par de zapatos de cuero y un sombrero importado porque con mi kapelush*, parecía  un gringo. ...Mi objetivo número uno, es aprender el idioma....también te mando un peso para que puedas ver cómo es el dinero argentino. No lo tires porque acá pagan 1.200 marcos polacos por cada peso...¿De qué hablan en Varsovia? ¿Ya empezó el mal tiempo allá? Acá, en Tapalqué, la primavera comenzó el primero de octubre y los árboles están floreciendo, como en nuestro país después de pascuas.
                                                                             Iaacov


"Varsovia, 16 de marzo de 1922

Querido esposo
...Aquí estamos con buena salud, gracias a Dios. Pero los milagros no ocurren todos los días.  Mis fuerzas aminoran de tanta tristeza. ¿Puede la leche que alimenta a mi hijo seguir fluyendo de un corazón dolorido? ¡Imposible! Yo pensaba que dentro de poco vendría la salvación. Que viajaríamos para encontrarte, mi amado, único consuelo de mi alma; que pronto mis ojos llenos de lágrimas volverían a brillar, al ver cómo el padre aprieta a sus hijos contra el pecho y los besa con todo su ser. Pero al final, la salvación para una madre y sus hijos sigue de largo, y estamos sumergidos en un mar de soledad y miseria, de mugre y barro. ¿Tengo que soportar cómo mi hermana anda todo el día con cara larga, sin dirigirme la palabra? ¿Tengo que soportar a mi cuñado gritándome e insultándome a mí y a mis hijos? ¿Ver cómo nuestro hijo mayor está todo el día sentadito en su colchón, y a la noche, nunca lo dejan corretear por ahí, como un chico necesita. Oh, ¿cómo puedo tolerar esto? ¡Me estalla el corazón! Dicen que uno se va acostumbrando a su tsarot* pero ahora, tu enfermedad, es una nueva tsarah* para mí... Le mando sinceros saludos a mi cuñada Helke.  Le agradezco mil veces sus esfuerzos y los sacrificios que hace por vos...Sólo mis dos pequeños me sostienen en mi sufrimiento aquí.  Tal vez por ellos, aún seré capaz de salvarme...Ya te escribí muchas veces.  Lo único que te pido son los pasajes para mi y los chicos, a mi nombre, Ruchla (Raquel) Liberman...”

“Querida Rucha
“¿Creés que mi corazón no sangró lo suficiente cuando no pude participar de la celebración del brit-milá de nuestro hijo, Moshe Velvele (Moisés)?
...                                                                        Iaacov”
                            Varsovia, 20 de abril de 1922
Mi adorado esposo
Recibí tu carta del 16 de marzo.  La felicidad es enorme porque nuestra correspondencia se terminará pronto y nos veremos cara a cara. Mis dos hermosos y adorados hijos y yo, seremos pacientes, sabemos que un espléndido futuro nos espera, llenándonos los ojos de luz y dándonos fuerzas para soportar todo lo demás con más facilidad. Veo cómo se acerca nuestra salvación.  Especialmente ahora, que mi cuñado y mi hermana se portan mejor que antes conmigo, cuando pensaban que deberían aguantarnos por mucho tiempo, tal vez años.  Pero ahora que nos vamos, vuelven a mostrarme respeto.  Lo hablaremos después: un, como dicen: sof tov, hakol tov*... Recibí los  35 dólares y me dieron 129.000 marcos polacos.  Te vuelvo a pasar los datos: en el pasaporte yo figuro como Raquel Leah Liberman y nuestro pequeño Moshe Velvele, como Mishka Wolf Liberman.  Bueno, creo que ahora está todo claro...”
Cuando Raquel recibió el dinero para el pasaje, también recibió recomendaciones del marido:
“...vigilá el equipaje con los comprobantes, pedí en el barco almohadas y frazadas, especialmente para los chicos, ya que de noche hace mucho frío, pedí leche y si te sentís mareada, llamá a la enfermera para que los cuide. El personal es muy bueno y no cobra por los favores y si te dan algo que tenés que pagar, decíles que tu esposo pagará por todo cuando te vaya a buscar al puerto.  También tratá de no quedarte sin plata en el viaje.  En caso de que quieras tomarte un vaso de cerveza y comprar chocolate y naranjas para los chicos, deberías tener 10 dólares...Y cada vez que el barco hace una escala, verás que hay niños que se acercan en pequeños botes y les podés comprar de todo. No vendas tu ropa y  traé los artículos domésticos...Cuando llegues de tu viaje besholem*, te compraré tales ropas que nadie podrá adivinar que sos gringa, pensarán que sos de acá.” 
Raquel partió con sus dos hijos en el Kad Polonia, en un camarote para  tres.
El 22 de octubre de 1922, arribaron a Buenos Aires.
Las penurias no terminaron en los adoquines del puerto. La prueba está en una carta de Helke a su hermano Iaacov, internado en el hospital.

                                         “Tapalqué, 27 de julio de 1923 
Querido hermano Iaacov
Recibí tu carta desde el hospital.  Estábamos parados, cuando Raquel la leyó. No podés imaginarte nuestras emociones al recibirla, ¡viniendo del hospital! Todos gritamos al unísono: Dios, Dios ayúdanos. Poné fin a nuestros sufrimientos y angustias...Fue bueno que nos escribas, ya que tu mujer no me creía cuando le contaba de vos.  Así que tu carta sirvió para despertarnos a todos.  No tengo más noticias.  Tu hermana y tu cuñado, tu mujer, tus hijos y tus amigos te mandan saludos y te desean una pronta refíe sheleime*.  También mando una foto de tus hijos.”
En Tapalqué, a Raquel la realidad no le dio respiro. A los pocos meses de llegar recibió el golpe de la viudez.  Como Helke, que no tenía descendencia, era inválida, Raquel tuvo que poner a los pequeños al cuidado de una pareja de vecinos.
Ser costurera y hablar idish, -habrá pensado- le servirían para ubicarse con un empleador de la comunidad.
Con un pobre dominio del castellano, se fue a Buenos Aires. Aparentemente, ella desconocía la suerte que corrían miles de mujeres secuestradas por madamas o traficantes.

La “conexión” Helke
Hasta fines del 2001 no tenía pistas nuevas sobre quiénes ingresaron a Raquel Liberman a la prostitución.
Recién ese año en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, se me reveló que la cuñada de Raquel Liberman, podría haber sido el verdadero enlace con la Migdal. En este caso, el denominador común: rufián que engaña a inocente jovencita, no se había dado.  La prueba está en la página 4 del diario Última Hora del domingo 25 de mayo de 1930.
“...Se recibieron en la división de investigaciones a las mujeres Elka Farber de Mibrohot y Rosa Chegaesky.
La primera es propietaria de una casa de lotería de Tapalqué, afiliada a la Migdal y la otra es también dueña de una casa similar en Lincoln. Las dos mujeres fueron detenidas de acuerdo a las órdenes de detención resueltas por el juez Rodríguez Ocampo.”
 
Crítica y La Prensa también da cuenta de esas detenciones: “...esta madrugada Elke Fraber y Bernardo Krefttsehik, socios ambos de la Migdal, y que se habían refugiado en una localidad cercana a la Capital fueron apresados.”
“Se aprehendió a una mujer en Tapalqué. El empleado de investigaciones de La Plata, Segundo Núñez, por orden del juez doctor Rodríguez Ocampo, condujo detenida a la mujer Elque Farker, radicada en Tapalqué, por estar vinculada a las actividades de la Zwi Migdal.”
Los apellidos oriundos de Europa Oriental, son complicados para los oídos latinos y en los diarios se cometen errores.  Pero, Elka o Elke, Farber o Ferber con domicilio en Tapalqué, no podía ser otra que la hermana del marido de Raquel Liberman. Mi sospecha se convirtió en certeza.
Meses después, La Prensa del 1 de octubre de 1930, y otros periódicos, volvieron a  ocuparse del caso Migdal. Nuevamente Helke Ferber de Milbroth, como su esposo Moshe o Moise Mibroth o Mibrot, aparecen como socios de la Migdal. 
Cuando confirmé que sus nombres estaban en la lista del libro de Julio Alsogaray, no pude evitar mi decepción. Y lo primero que me vino a la mente fueron las cartas en idish de Raquel  y la foto de su arribo al puerto de Buenos Aires: a Iaacov (marido de Raquel) y a su hermana Helke, se los ve con buenas ropas urbanas, y no con la humilde vestimenta que usaban los inmigrantes rurales. 
Recordé  una carta de Iaacov a Raquel: “Helke me ha comprado ropa de “seda por dentro y por fuera”, y me ha hecho abandonar mi traje de gringo”.
Y de Raquel desde Varsovia, a su marido:16 de marzo de 1922 ...tu hermana Helke –que el Señor la mantenga en buena salud por muchos años- está haciendo por vos lo que ni siquiera una madre podría hacer.  Desde lo más profundo de mi corazón le agradezco su devoción por vos.  Que Dios la ayude en todo lo que está intentando hacer. Te pido, mi querido esposo, ahora que tu hermana está haciendo tanto por vos, que le hables y le ruegues de rodillas, con lágrimas, que salve a tu mujer y a tus hijitos de esta prisión...que nos saque de aquí.  Podría ser un milagro para ella también, ya que soy un ser vivo y la puedo ayudar a alivianar su carga...
Querida Helke, te ruego que leas la carta que le escribí a mi marido.  Realmente creo que serás la mensajera de nuestra salvación, y que de la misma forma en que empezaste la mitzvá*, seguirás ayudándonos en nuestra situación.  Sos la única que puede poner fin a nuestro sufrimiento y ayudar a mis hijos a tener una educación y ser felices.  Con tu esposo y el mío juntos, espero que puedas sacarnos de acá.  Tu cuñada te saluda con afecto y lágrimas, Rochle (Raquel) Ferber...”
 
Pensé en Raquel y en el dinero enviado por Helke, que le permitiría emigrar.  La salvó de la guerra pero: “cuando la limosna es grande...”
¿La venta de lotería en Tapalqué rendía tanto? Quien haya leído sobre mafias sabe muy bien la conexión que hay entre juego clandestino y prostitución. Quizás el delicado estado de salud de Iaacov, las estadías en hospitales y su prematura muerte no le dieron tiempo para advertirle a su mujer - que no cesaba de agradecer la bondad de quien los protegía -acerca de los negocios dudosos de su familia.
Supongo que al lector le cuesta tanto como a mí, pensar que Helke y su marido Moshe,  para desembarazarse del peso económico que representaba la viuda con dos hijos pequeños, la conectaron con Jaime Cissinger o Cyngisser, su primer explotador.
Una carta de Helke que antes me resultaba hermética, con las nuevas evidencias ahora me resulta clara.  
Tapalqué, 12 de julio de 1925. “Querida cuñada: Aquí estoy mandándote tu fortuna.  No me pongas loca, esto es para que veas que nada está yendo mal por acá y no me asustes con telegramas.  No les falta nada, están bien vestidos. Esto es para que te calmes.  Saludos de tu cuñada. Helke”
Palabras como fortuna, loca y un llamado a la calma, no tendrían sentido si pensamos en Helke como una mujer que posee un pequeño negocio de lotería y le escribe a una cuñada que supone costurera.  Parecería ser que Helke buscaba hacerle a Raquel una especie de advertencia y que usaba a los niños bien vestidos, y a los que no les falta nada, para acallarla.
La trata de blancas conlleva en sí una profunda dosis de dramatismo pero descubrir, en el caso de Raquel Liberman que posiblemente fue su propia familia la que la condujo al prostíbulo torna más dolorosa su historia.  Eso no opaca la responsabilidad que le cupo a la Zwi Migdal.
Cuando Raquel Liberman ratificó la denuncia con su nombre de soltera y ocultó su  condición de viuda, salvaguardó a los hijos del oprobio y seguramente por eso, el comisario Julio Alsogaray y el magistrado, Manuel Rodríguez Ocampo -el más joven de los tribunales bonaerenses- aceptaron y respetaron las condiciones impuestas por ella.
Es probable que su decisión de obtener la visa para regresar a Polonia en 1934, estuviera ligada a la idea de separar a sus hijos de Helke.
Ante el pedido de informes del Consulado Polaco, IWO (Instituto Científico Judío) respondió:
“El nombre de Raquel Liberman es hartamente conocido por la vinculación que había tenido al ventilarse el proceso “Migdal” y, por lo tanto, no es necesario entrar en otras consideraciones que las que nos interesan para el caso que venimos a exponer.
El Consulado de Polonia se ha dirigido a nuestra Institución, solicitando establecer la situación moral y medios de vida de una tal Raquel Liberman, la que requería un pasaporte de viaje. Ya lo hemos señalado en varias oportunidades que el Consulado recurre, habitualmente a los servicios de nuestra oficina, a objeto de comprobar si los que tienen que embarcarse no pertenecen al elemento tenebroso.
Iniciadas las diligencias para identificar a la nombrada mujer, se constató que se trataba de la Liberman, a quien conocíamos a través del proceso “Migdal”; el pasado y antecedentes de ella obraban en nuestro poder en todos sus detalles pero nos interesaba averiguar su ocupación actual.
Con el correr del tiempo la hemos  perdido de vista, ignorando absolutamente lo que hacía ahora.
Llevar la investigación en una forma discreta hubiera ofrecido el inconveniente de tener que distraer mucho tiempo, del que no disponíamos, lo que nos indicó visitar a la Liberman en su domicilio; conforme traspusimos el dintel de la puerta, la primera impresión que recibimos fue de nuestro agrado: cualquiera que la viera ahora en ese nuevo ambiente, que se intuía sano, estaría lejos de suponer que esa mujer se había entregado a una vida licenciosa por espacio de varios años.  Y, sin embargo, el estigma deja, por lo general, un sello indeleble en los rostros de muchas de las que tuvieron la desgracia de entregarse continuamente a prácticas viciosas; la Liberman nos sugiere un concepto favorable, porque constituye un contraste bien grato por cierto, con otras mujeres también redimidas, y las que en su nueva condición incitaren nuestro interés para observarlas de más cerca.
Abordada la cuestión que nos interesaba, la Liberman se mostró muy dispuesta a suministrarnos todos los datos que le fueron requeridos, a fin de poder establecer exactamente que, según afirmaba, su regeneración era un hecho real.
Con los elementos en nuestro poder se practicó una averiguación minuciosa, que nos dio la probanza de que esa mujer se halla alejada, desde hace más de cuatro años, de todo lo que, remotamente, podría tener relación con su triste pasado. Es un placer cumplir con lo solicitado por el Consulado Polaco aportando los resultados de nuestra investigación.”
Pero el viaje a Polonia nunca tuvo lugar. Unos meses más tarde, el 7 de abril de 1935, Raquel fue internada en el hospital Cosme Argerich donde murió a los 35 años, de cáncer de tiroides.
Habían pasado trece años de aquella llegada a Buenos Aires. Si aquel regreso a Varsovia no se hubiera malogrado, José y Moisés hubieran caído en las garras del nazismo que ya sobrevolaba Alemania y especialmente, Polonia.
A los hijos sólo les quedó de su madre unas escasas fotografías, en las que se mostraba feliz.
 
A veces, la realidad es tan dolorosa que es necesario maquillarla para poder contarla y es lo que yo hice al presentar la historia como una ficción, en “La Polaca”, publicada por el Grupo Editorial Norma en 2003.
Con la novela intento reivindicar su lucha no sólo por Raquel sino por el legado que deja a las demás mujeres que bregan por defender su dignidad y libertad  y por las víctimas de la trata que no son escuchadas.
                                                                                    Myrtha Schalom
 


*jipe: (del hebreo jupá) palio de cuatro columnas bajo el cual se realiza la ceremonia del casamiento religioso.

**bris : (del hebreo brit milá) circuncisión
* kapelusch: un modelo de sombrero.
*  tsarot: (hebreo) desgracias, amarguras.
* Staráh: (singular)  desgracia.
* sof tov, hakol tov: (hebreo): si termina bien, todo bien.
* besholem: (del hebreo) en paz.
* refíe sheleíme: (del hebreo) completa mejoría.
* mitzvá:

7 comentarios:

Myrtha Schalom dijo...

En marzo Editorial Galerna publicó, despues de agotarse 8 ediciones anteriores, "La Polaca". Pasaron exactamente 10 años desde su primera aparición. La verdadera historia de Raquel Liberman habia salido a la luz gracias a la decisión de sus nietos quienes fueron los primeros sorprendidos al conocer a la verdadera, valiente mujer que en 1930 se animó a denunciar ante la Justicia argentina a una de las más poderosas redes de trata de personas con fines de explotación de la prostitución ajena. Entre mayo y septiembre de 1930 el juez Manuel Rodriguez Ocampo dictó prisión presentiva a 108 proxenetas de la Zwi Migdal y más de 300 socios escaparon gracias a la connivencia de funcionarios policiales, de migraciones, políticos y jueces. Raquel Liberman era su abuela. La heroína, cuyo verdadero nombre es Ruchla Laja Liberman apenas arriba al país en la década del '20 con sus dos criaturas para reunirse con su marido, enviuda y es captada por esa organizacion de proxentetas. Sin idioma, ni pasaporte, durante años será prostituida en burdeles. Sola, sin apoyo, planta su denuncia en diciembre de 1929, su voz resuena frente a una corte de hombres en Tribunales. Ojalá que historiadores de la actualidad respeten y visibilicen su auténtica biografía para recordar que aún existen millones de mujeres y niñas que diariamente son privadas de sus derechos. La prostitución y la trata son la esclavitud del siglo XXI.
"La Polaca" - Inmigrantes, rufianes y esclavas a comienzos del siglo XX, Editorial Galerna, 2013 es un llamado de alerta para quienes aún se mantienen indiferentes. Los invito a leer algunos fragmentos del libro.

Unknown dijo...

Linda e corajosa esta moça judia a Raquel Liberman, admiro as polacas nós brasileiros e argentinos temos uma dívida com essas mulheres

Belén Pantolini dijo...

Myrtha , estoy leyendo el libro, después de mucho buscarlo. Pero necesito que me aclares algunas dudas que me surjen, sobre la cronología de la misma.
Como vos relatas:
Raquel Liberman, nace en el año 1900, se casó en 1919, tuvo el primer hijo 1920, el marido viaja a Argentina en el año 1921, y mantiene correspondencia con ella en Polonia hasta mediados del año 1922.
Ella Arriba a la Argentina con los dos hijos en Octubre de 1922.
Lo que no me concuerda es que en el libro, la centras en la escena en el prostíbulo la Casona de Sofía, entre los años 1918 y 1919. fin de la primera guerra mundial.
Pero por los nacimientos de los hijos y las cartas de ella, con su marido, harían creer que ella estaba en Europa cuando termino la misma,. y no acá.
Por favor me podrías aclarar?
Desde ya muchas gracias.

ADRIAN dijo...

Hola Myrtha. Quienes son los descendientes de Raquel? Dónde están? Digo, siguen en Tapalqué? Gracias. Adrian

Vero dijo...

Poco se sabe de que suerte corrieron los hijos de Raquel tras su muerte, aún menores de edad.

Maria de I dijo...

Estoy sorprendida y muy contenta de haberte "descubierto", estimada Mirtha!
La vida es tan rara y compleja a veces...
En Israel me puse a ver la telenovela "Argentina...", por YouTube. De vez en cuando leí comentarios de otras personas, con lo que entendí que Raquel existió realmente.
Y hoy busqué en Wikipedia, y de ahí llego a este magnífico relato tuyo.
Es conmovedor el camino que hiciste para traernos esta historia humana, de dolorosa actualidad, aunque se haya desarrollado en los 20. El tráfico humano hoy es uno de los 3 rubros más extendidos y millonarios del mundo entero. La valiente Raquel fundó quizás una dinastía de mujeres valientes que luchan a brazo partido por liberar a todas las personas de esas redes infernales. Inmediatamente vino a mi mente el nombre de Alika Kinan, otra heroina, actual.
Mi intención era decirte gracias.
Maria de I

Vanesa dijo...
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